Mapa, de Sylwia Bartyzel

¿Alguna vez has intentado preparar unas galletas? ¿Tartas? Yo sí, y los resultados no han sido siempre los esperados ?. Evidentemente, tu pericia y experiencia juegan un papel muy relevante en la elaboración de cualquier producto. Pero hay algo aún más importante para conseguir el plato perfecto: la receta. Si no dispones de una buena receta, concisa y detallada, será difícil que consigas un plato excelente.

Galletas, de Kari Shea
Para preparar cualquier delicatessen necesitarás la receta, paciencia y un poco de habilidad. Imagen de Kari Shea.

Con el desarrollo de software (y, en el caso que nos ocupa, el desarrollo de plugins para WordPress) pasa algo parecido: si queremos crear un producto excelente, que enamore a nuestros usuarios y convenza, necesitamos «la receta». O, usando la terminología de nuestro sector, el roadmap de desarrollo (u hoja de ruta).

¿Qué es el roadmap de un producto?

Tal y como puedes leer en la Wikipedia, «un roadmap es una planificación del desarrollo de un software con los objetivos a corto y largo plazo, y posiblemente incluyendo unos plazos aproximados de consecución de cada uno de estos objetivos. Se suele organizar en hitos o milestones, que son fechas en las que supuestamente estará finalizado un paquete de nuevas funcionalidades». En otras palabras, es un método para controlar la evolución de un proyecto a través de sus diferentes etapas, desde la concepción hasta la implantación, así como el mantenimiento y las ampliaciones futuras que queramos añadir.

El roadmap de desarrollo te permite tener un mayor control sobre la marcha de tu proyecto. Cuanto más concreto y preciso seas a la hora de definir cada una de las etapas y las fechas en las que deberías haberlas completado, más fácil será que tu trabajo llegue a buen puerto.

Cómo montar el roadmap de un plugin para WordPress en 5 pasos

Para crear el roadmap de desarrollo de un producto, nosotros seguimos los siguientes 5 pasos:

  1. Identificar el problema que queremos resolver.
  2. Realizar una lluvia de ideas con todas las funcionalidades o soluciones que nos permitan resolver el problema anterior.
  3. Determinar qué funcionalidades formarán parte del MVP.
  4. Priorizar todas las funcionalidades que han quedado fuera del MVP y ordenarlas en un roadmap de mejoras futuras.
  5. Hacer que nuestros usuarios se involucren y participen en la definición de futuras iteraciones.

Como puedes ver, básicamente consiste en pensar qué queremos resolver y cómo lo resolveremos. Se trata de un ejercicio muy importante, ya que te obliga a pensar sobre el papel dónde debes centrar tus esfuerzos para aportar el máximo valor a tus usuarios en cada paso.

Veamos con un poco más de detalle qué hay que hacer en cada paso.

1. Identifica claramente el problema que quieres resolver

El primer paso en todo nuevo desarrollo es siempre el mismo: identificar el problema que queremos resolver. Por ejemplo, los dos principales productos de Nelio pretenden resolver dos problemas muy bien definidos:

  1. Cómo mejorar las conversiones de mi web
  2. Cómo ahorrar tiempo escribiendo entradas y promocionándolas en redes sociales
Charmander prendiendo fuego y apagándolo.
Identifica cuál es el problema que quieres resolver y piensa cuánta gente lo tiene.

Cuando has identificado el problema debes validarlo. Es decir, debes indagar cuánta gente tiene ese mismo problema que tú y valorar si merece la pena buscar soluciones o no. Es evidente que cuanta más gente haya, más fácil te será encontrar usuarios y, por lo tanto, clientes para tu nuevo producto.

Y aquí quiero darte un consejo. A veces, cuando hablamos de resolver problemas, la gente piensa en «resolver problemas que aún no tienen solución». Su visión es que «siendo los primeros, nos comeremos el mercado». Pues bien, te recomiendo que no te centres en ese tipo de problemas. No tengas miedo a plantearte problemas que, aparentemente, ya están resueltos. Muchas de las soluciones que usamos hoy en día pueden mejorarse y pulirse, y tú puedes ser el que lo haga posible. ¿Ejemplos? Existían los taxis para que la gente sin coche pudiera desplazarse por una ciudad… pero apareció Uber. Teníamos teléfonos inteligentes de HTC o Palm… pero llegó el iPhone.

2. Realiza una lluvia de ideas para encontrar soluciones y funcionalidades

Una vez tienes claro el problema a resolver ha llegado la hora de pensar en cómo solucionarlo. ¿Cuál es la funcionalidad elemental que necesito para solucionar el problema? ¿Qué otras funcionalidades me permiten redondear el producto? ¿Cómo encajan con tu modelo de negocio? ¿Necesito una infraestructura en la nube? Estas y muchas otras preguntas son las que te tienes que plantear en esta fase.

Batman pensando.
Piensa cómo vas a resolver el problema. ¿Qué funcionalidades puedes incluir? ¿Qué te diferenciaría a ti de tu competencia?

Por ejemplo, para Nelio Content decidimos que la funcionalidad básica para ayudar a los autores era disponer de un calendario editorial con posibilidad de compartir en redes sociales. Pero durante esta etapa de lluvia de ideas surgieron un montón de funcionalidades extra que ayudan a los autores de un blog a crear nuevos contenidos: control de calidad de entradas, gestión de referencias, búsqueda de imágenes…

Así que ahora surge la siguiente pregunta: ¿cuáles implemento y cuáles dejo fuera? Aquí es cuando nos toca hablar del MVP.

3. Define tu MVP (producto mínimo viable)

El MVP (o producto mínimo viable, por sus siglas en inglés) es aquél producto con la mínima funcionalidad necesaria para resolver el problema que te planteas. En el paso anterior he hecho un poco de trampa, porque ya te había adelantado que pensaras en esa «funcionalidad básica». Pero eso no siempre es posible… así que toca recortar y seleccionar.

Una vez tengas todas las funcionalidades escritas en papel, repásalas una por una haciéndote las siguientes dos preguntas:

  1. Si implemento esta funcionalidad, ¿resuelvo el problema?
  2. Si mi producto nunca tuviera esta funcionalidad, ¿quedaría el problema resuelto?

Fíjate que, en cierto modo, ambas preguntan lo mismo, pero lo hacen desde dos perspectivas ligeramente diferentes. En esta fase toca decidir cuáles son las funcionalidades mínimas que deben estar en el plugin. Queremos asegurarnos de que todas las que están deben estar (es decir, quitarlas implica que no resolvamos el problema) y que no hay ninguna extra (es decir, que si la quitáramos, no pasaría nada).

Y una vez tienes definido qué forma parte del MVP… ¡a programar!

4. Prioriza las funcionalidades y define milestones

Definir e implementar el MVP es imprescindible para alcanzar el éxito. El paso anterior te ha ayudado a conseguir ese MVP, con lo que ahora dispones de un producto que resuelve de forma novedosa o diferente el problema que te habías planteado resolver al principio. Y lo has hecho sin perder ni un minuto en funcionalidades extra que, de entrada, poco aportaban a tu objetivo. Gracias a esto, puedes lanzar un producto al mercado y ver qué acogida tiene entre tu público.

Calendario pasando meses.
Define los diferentes hitos de tu proyecto y estima cuándo deberían realizarse.

Pero esto era sólo uno de los primeros pasos. Si tu intuición no fallaba, el producto realmente cogerá tracción y los usuarios empezarán a llegar. A fin de cuentas, estás aportando una solución interesante a un problema importante, ¿no?

En este punto, pues, toca empezar a pensar en el futuro. En el paso 2 de esta entrada habíamos generado un montón de ideas y funcionalidades a implementar. Es hora de que desempolves el documento que generaste con todas ellas y las vuelvas a estudiar: mira cómo contribuyen a tu solución y valora su relevancia en el proyecto. ¿La complementan? ¿La mejoran? ¿Simplifican alguna tarea? ¿Hacen que todo sea un poco más difícil? ¿Se te ocurren ideas nuevas?

El objetivo ahora es agrupar las diferentes funcionalidades para preparar las sucesivas evoluciones de tu producto. Cada uno de los grupos que generes será un nuevo hito en tu proyecto; una nueva versión. Intenta seleccionar aquello que realmente aporte valor, sin alejarte de la esencia de tu propuesta.

5. Haz que tus usuarios se involucren en la definición de tu producto

La verdad es que el paso 4 es más fácil de describir que de hacer. Seleccionar las funcionalidades que realmente aportarán valor extra a nuestros usuarios no es sencillo. Cada usuario es un mundo y las necesidades de unos y otros pueden variar muchísimo. Precisamente por ello el último paso en nuestra entrada de hoy trata sobre los usuarios. Pregúntales. Habla con ellos. Pídeles su opinión.

Cuando un usuario abre un ticket de soporte, es uno de los mejores momentos para entablar una conversación de este tipo con él. Fíjate: tienes a un usuario de tu herramienta que ha encontrado un problema y, en lugar de irse, se está tomando la molestia de notificarte del problema y pedirte ayuda. Sin duda, parece un usuario entusiasmado con tu producto, ¿no? Pues resuelve su ticket y aprovecha la interacción para pedirle su opinión sobre tu plugin: qué cambiaría, qué mejoraría, qué le sobra, qué echa de menos… O, si lo prefieres, también puedes optar por una solución más activa y ser tú quien les contacte directamente. Escríbeles un correo personalizado, pregúntales cómo les va, pídeles ayuda.

A los usuarios nos gusta que se nos escuche y que nuestras opiniones se tengan en cuenta. Recuerda que tus productos pretenden ayudar a la gente, así que no tengas miedo de dejar que la gente te cuente qué necesitan. Con el feedback de tus usuarios te será muchísimo más sencillo definir el roadmap de desarrollo.

Ahora te toca a ti

¿Cómo planteas tú los desarrollos de tus productos? ¿Cómo defines qué funcionalidades deben ir en cada nueva release? ¿Permites que tus usuarios participen en la toma de decisiones? ¡Comparte con nosotros y nuestros lectores tu forma de trabajar!

Imagen destacada de Sylwia Bartyzel.

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